lunes, 23 de octubre de 2017

NAPOLEÓN III


 En esta Breve biografía de Napoleón III podéis encontrar a un personaje desconocido y que pasa por nuestros libros de texto con una simple mención. Pero aún así fueron muchos los aportes que dejó.

viernes, 17 de marzo de 2017

Imre Nagy

Político comunista húngaro que protagonizó el intento de restablecer la democracia y liberar al país de la tutela soviética en 1956 (Kaposvar, 1896 - Budapest, 1958). Era hijo de una familia campesina pobre. Durante la Primera Guerra Mundial (1914-18) luchó en el ejército austro-húngaro y fue hecho prisionero por los rusos; en Rusia conoció el régimen de la Revolución bolchevique triunfante (1917) y se hizo comunista.
Acabada la guerra, volvió a Hungría (ya independiente), ocupó un lugar modesto en la revolución de Béla Kun (1919) y se dedicó a extender la organización comunista clandestina; pero la represión gubernamental le llevó a exiliarse de nuevo en la Unión Soviética (1929).
Ya no regresó a Hungría hasta que, al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-45), el ejército soviético ocupó el país en su avance frente a la Alemania nazi. Accedió al gobierno de coalición implantado en Hungría, ocupando los ministerios de Agricultura (1944) e Interior (1945), pero fue destituido en 1946 por su oposición a la colectivización forzosa y su tolerancia hacia los disidentes. Tras el establecimiento de un régimen comunista sostenido por la Unión Soviética (1949), representó a la línea reformista en el seno del Partido Socialista Obrero Húngaro (comunista). El fracaso de la política económica inspirada por Stalin le devolvió al gobierno en 1951; y la muerte de Stalin le permitió dirigir la apertura del régimen húngaro como jefe de gobierno en 1953-55.
Imre Nagy emprendió la liberalización de la autocracia comunista y la reorientación de la economía socialista hacia un mayor protagonismo del mercado, la pequeña propiedad y los bienes de consumo. La «vieja guardia» estalinista le derrocó en 1955 a pesar de su popularidad; pero hubo de ser llamado de nuevo al poder para calmar a las masas durante la insurrección anticomunista de 1956.
Nagy optó por una línea marcadamente antisoviética, al restablecer la democracia y el pluralismo político y proclamar la neutralidad e independencia de Hungría (abandonando el Pacto de Varsovia y sacándola así de la órbita soviética). El ala intransigente del partido denunció el carácter contrarrevolucionario del gobierno e hizo llamamientos para una intervención militar soviética que no tardó en producirse.
Tras el aplastamiento del movimiento por el ejército soviético, Nagy (que se había refugiado en la embajada yugoslava) se entregó confiando en las garantías que se le dieron. Sin embargo, fue condenado a muerte y ejecutado dos años después. Sus ideas sobre un socialismo «de rostro humano» inspiraron los posteriores ensayos de comunismo democrático de Dubcek en Checoslovaquia (1968) y de Gorbachov en la Unión Soviética (1985-91), igualmente fracasados.

Vyacheslav Molotov y el cóctel Molotov

(Viacheslav o Vyacheslav Mijailóvich Scriabin, llamado Molotov; Kukarka, Rusia, 1890 - Moscú, 1986) Dirigente de la Unión Soviética. A pesar de que procedía de un medio acomodado, pasó muy joven del movimiento estudiantil a la militancia bolchevique, entrando en el partido de Lenin en 1906. Desde 1912 trabajó en el periódico de los bolcheviques (Pravda) y empezó a vincularse políticamente a Stalin (de esa época de lucha revolucionaria data su apelativo Molotov, que significa martillo).
Tras la Revolución de 1917, fue ascendiendo cargos en el régimen comunista, sobre todo desde el acceso de Stalin al poder. Miembro del Comité Central del Partido Comunista desde 1921, entró en el Politburó (1926) y fue presidente de la Internacional Comunista (1929), presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo o gobierno soviético (1930-1941) y ministro de Asuntos Exteriores (1939-1949).
Desde este último cargo dirigió tres giros diplomáticos radicales impuestos por criterios de realismo político: primero firmó con el ministro de Asuntos Exteriores alemán Joachim von Ribbentrop un pacto de no agresión con la Alemania nazi (el Pacto Ribbentrop-Molotov de 1939); cuando Hitler atacó a la Unión Soviética, organizó la alianza con Estados Unidos y Gran Bretaña en el marco de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945); y, una vez derrotada Alemania, reorientó la política exterior soviética hacia la confrontación con el bloque occidental en los inicios de la «guerra fría».
Al morir Stalin, fue nombrado de nuevo ministro de Exteriores (1953-1956), formando parte del grupo de dirigentes continuistas que permanecieron en el poder hasta ser desplazados por los reformistas de Jruschov en 1957. Acusado por éstos de pertenecer al llamado «grupo antipartido», fue destituido de sus cargos en el Presídium y el Comité Central (1957), confinado en Asia central (1960) y expulsado del partido (1964). No fue rehabilitado hasta veinte años después.
El cóctel Molotov
Molotov no inventó el cóctel que lleva su nombre. Lo bautizaron así como un insulto hacia élVyacheslav Mikhailovich Skriabin (1890-1986) adoptó el apodo de "Molotov" (molot significa 'martillo' en ruso) durante su juventud como organizador del partido bolchevique y periodista clandestino en la Rusia prerrevolucionaria. Se convirtió en el ayudante más fiel de Stalin y fue uno de los cuatro únicos miembros del gobierno revolucionario de 1917 que sobrevivió a sus purgas en la década de 1930.
La historia del cóctel Molotov empieza en 1939, cuando, en tanto que ministro de Exteriores soviético, autorizó la invasión ilegal de Finlandia, semanas después del estallido de la segunda guerra mundial. Durante las primeras fases de la invasión, declaró en comunicados radiofónicos que las bombas que lanzaban los aviones soviéticos eran, en realidad, paquetes con alimentos para la hambrienta población finlandesa.
Finlandia opuso más resistencia de lo que había anticipado el gobierno soviético, y la invasión se alargó durante el crudo invierno de 1940. El arma secreta de los finlandeses era una bomba incendiaria casera, hecha con una botella llena de líquido inflamable y cerrada con una mecha. Habían copiado la idea al ejército fascista del general Franco, que acababa de ganar la guerra civil española. Los fascistas habían ideado estas bombas de mano para desarmar los tanques de construcción soviética que utilizaban las fuerzas del gobierno republicano de izquierdas. Los finlandeses las llamaron "cócteles Molotov" como un chiste: "eran la bebida que acompañaba a los paquetes de comida". Fabricaron más de 450.000 en una destilería de vodka estatal. Su fama se extendió y, al final de la guerra, los combatientes de ambos lados ya conocían los "cócteles Molotov".
La desinformación sobre los paquetes de comida fue una estrategia característica de Molotov. No era militar, sino un burócrata experto en el uso de la propaganda. La guerra con Finlandia fue resultado del pacto Molotov-Ribbentrop, que había firmado con los nazis en agosto de 1939. Era un acuerdo secreto entre la URSS y Alemania, en el que se repartían Polonia y los estados del Báltico. No se hizo público hasta el final de la guerra, y Molotov murió negando todavía que hubiera existido, pero permitió que Alemania invadiera Polonia -el desencadenante de la segunda guerra mundial- y que la URSS invadiera Finlandia. También hizo posible que Molotov destruyera la resistencia polaca autorizando el asesinato de 22.000 soldados polacos en lo que se conoce como "la masacre del bosque de Katyn", en marzo de 1940.
El breve pacto con Alemania no fue el único legado de Molotov. Durante las purgas soviéticas de la década de 1930, se le ocurrió utilizar listas para firmar las condenas de muerte y, así, acelerar el proceso. Entre 1937 y 1938 firmó personalmente 372 órdenes de ejecuciones en masa -superó al propio Stalin-, que supusieron el asesinato de más de 43.000 personas.
Era vegetariano, abstemio y coleccionista experto en primeras ediciones -muchas estaban dedicadas por autores que luego envió al Gulag-. Molotov fue el último bolchevique superviviente. Falleció, aún estalinista impenitente, en 1986, justo después de que Mijaíl Gorbachov anunciara las reformas de la Perestroika, que llevarían, cinco años después, a la disolución de la URSS.

viernes, 27 de enero de 2017

El asesinato de Matteoti


El 24 de mayo de 1924, día de fiesta nacional porque en él se conmemoraba la entrada de Italia en la guerra, se reunió el Parlamento italiano que acababa de emerger de las últimas votaciones. Los fascistas de Mussolini contaban con 374 escaños frente a poco más de un centenar de la dividida oposición. Este triunfo en toda regla no iba a ser aceptado en silencio por un diputado socialista por Rovigo llamado Giacomo Matteotti.
 


Apodado "la tempestad", Matteotti era hijo de acomodados terratenientes, pero a la vez entregaba la mitad de su salario de diputado a un orfanato de niños. Desde hacía años su intrepidez lo había convertido en objetivo de las violencias fascistas. En Rovigo, incluso lo habían secuestrado y torturado aplicándole la llama de una vela al ano. Sin embargo, nada de aquello había logrado asustarlo. De hecho, el día de apertura de la Cámara pronunció un discurso que permitía tener una visión bastante adecuada de la campaña electoral que había concluido con el triunfo de Mussolini.


De los cien candidatos socialistas unitarios, sesenta no habían podido llevar a cabo su campaña porque los fascistas lo habían impedido violentamente. Incluso habían asesinado a uno de los candidatos en su casa simplemente porque se había atrevido a presentarse a las elecciones. Las votaciones no habían resultado menos irregulares. Así, jóvenes de veinte años habían votado bajo el nombre de sexagenarios. En una mesa electoral, por ejemplo, los fascistas habían golpeado hasta dejar sin sentido a los primeros quince votantes porque se habían negado a apoyar la lista fascista. Además se habían apoderado de las tarjetas de empadronamiento de gente que tenía temor a votar y el mismo fascista había votado con ellas hasta diez y veinte veces.


Finalmente, la custodia de las urnas había sido encomendada por Mussolini a los miembros de la Milicia fascista. Cuando Matteotti pidió la invalidación total de las elecciones el recinto se convirtió en una algarabía indescriptible. El diputado socialista no se hizo ilusiones sobre su futuro. Al volver a tomar asiento, comentó sonriente al diputado Antonio Priolo que debía ir preparando su oración fúnebre. Mussolini había abandonado la Cámara presa de la cólera y se dirigió al Palacio Chigi. Allí se encontró con Giovanni Marinelli, el secretario administrativo del partido, y desfogó su ira culpando del discurso de Matteotti a la cobardía de los fascistas.


Marinelli interpretó sus palabras como un cheque en blanco para actuar. Motivos adicionales no le faltaban. Al parecer, el diputado socialista contaba con pruebas de que la Sinclair Oil Company de New Jersey había entregado ciento cincuenta millones de liras para hacerse con la concesión del petróleo italiano y que esa cifra había ido a parar a los ministros de Trabajo y Economía, al subsecretario de interior, al secretario de prensa de Mussolini y al director del Corriere Italiano.


El 10 de junio de 1924 seis fascistas se dirigieron al domicilio de Matteotti. Al parecer sólo estaban llevando a cabo un reconocimiento del terreno pero en ese instante el diputado socialista salía de su casa. Inmediatamente, cuatro de los fascistas, ante la mirada de algunos testigos involuntarios, salieron del auto y, tras sujetar a Matteoti, se lo llevaron forcejeando. Ya en el interior del vehículo, Matteoti estiró la pierna y le dio un talonazo en los testículos a uno de sus captores. Cegado de dolor, el fascista cortó con su cuchillo la arteria carótida del diputado. Alegaría posteriormente que había sido un accidente y que ni siquiera se había percatado al principio de lo sucedido. Es muy posible que así fuera pero en cualquier caso la herida causó la muerte de Matteotti.


Desconcertados, los fascistas vagaron sin rumbo con su automóvil hasta que sobre las ocho de la noche, de camino hacia Roma, entraron en un bosquecillo situado a un centenar de metros de la carretera y decidieron sepultar allí al diputado. El agujero cavado resultó tan pequeño que hubo que doblar el cadáver para que cupiera en él. Aquella noche, Marinelli puso a Mussolini al corriente de todo. El dirigente fascista, abrumado por la noticia, le dio la orden de que no hablara de lo sucedido con nadie. El 13 de junio, la esposa de Matteotti visitó a Mussolini. Este le aseguró que si supiera lo que había sucedido al diputado se lo devolvería vivo o muerto.


En los días siguientes, uno tras otro los asesinos fueron cayendo en manos de la policía. Mussolini era consciente de que el sistema parlamentario estaba herido de muerte pero aún no había sido totalmente desguazado. Precisamente por ello, su situación resultaba especialmente delicada. A un paso del poder total podía verse desposeído de él simplemente por la intervención de los políticos clásicos o, especialmente, del monarca. No es extraño que en aquellos días se sintiera especialmente amargado. Su estado de ánimo estaba tan abatido que llegó a golpearse la cabeza contra el respaldo de madera de su silla o a negarse a comer otra cosa que huevos crudos.


El 16 de agosto, finalmente se descubrieron los restos mortales de Matteotti. Como había sucedido durante la Marcha sobre Roma, el rey acudió en ayuda de Mussolini. En paralelo, la reina madre hizo llegar un mensaje al dirigente fascista comunicándole que no debería dimitir bajo ningún concepto. Sin embargo, la situación seguía siendo difícil y la inquietud se extendió a las filas fascistas. En enero de 1925, Mussolini compareció ante la Cámara y asumió, en tono desafiante, la responsabilidad por la muerte de Matteotti a pesar de que ésta había sido un accidente. Aquella acción de Mussolini no iba a ser un pronunciamiento previo a la dimisión sino a la plena asunción de poderes.


En los siguientes meses todos los partidos fueron abolidos salvo el fascista; las elecciones municipales se convirtieron en reliquia del pasado; se apartó de la administración -y se privó de pasaporte- a los que no pertenecieran al partido fascista; desaparecieron los derechos sociales como el de huelga; se suprimieron los jurados sustituyéndolos por tribunales especiales sin derecho a la apelación ni a los testigos de descargo; y la OVRA (Organizzazione di Vigilanza e Repressione dell´Antifascismo) transformó el país en un estado policial.


En pocas semanas, el número de exiliados ascendió a una decena de miles de personas. Para los demás opositores directos -apenas unos centenares- quedaron reservados los presidios de las islas Lipari y Pontinas, o el asesinato clandestino ejecutado por los fascistas. Seguramente Mussolini siempre deseó implantar una dictadura personal pero lo cierto es el asesinato de Matteoti -un asesinato no planeado y que nadie ordenó- le abrió el camino.
http://www.libertaddigital.com/opinion/ideas/quien-ordeno-el-asesinato-de-matteoti-131.html

sábado, 14 de enero de 2017

Grigori Yefímovich Rasputín

(Grígori Efímovich o Yefímovich Novikh Rasputín, conocido como El Monje Loco; Pokróvskoie, Rusia, 1872 - San Petersburgo, 1916) Monje, aventurero y cortesano ruso. De origen campesino y sin ninguna formación, Rasputín adquiririó pronto gran popularidad por su vida licenciosa y su fama de taumaturgo.
A los diecinueve años se casó con Proskovia Fiódorovna, de la que tuvo cuatro hijos, aunque tras un corto período de tiempo abandonó a su familia para viajar por Grecia y Jerusalén. Durante esta peregrinación Rasputín vivió de las donaciones de los campesinos que encontraba a su paso; se le consideraba un místico y se le atribuía el poder de curar enfermedades y predecir el futuro.
A su llegada a San Petersburgo, en 1903, Rasputín fue recibido como un hombre santo y en 1905 fue presentado a la esposa del Zar, Alejandra Fiódorovna, quien ya había oído hablar de sus supuestos poderes curativos. La zarina pensó que podría curar a su hijo Alexis Nikolaiévich, el heredero del trono ruso, que padecía hemofilia. Se especula con la posibilidad de que consiguiera aliviar su dolencia mediante hipnosis; en cualquier caso, la mejoría del heredero le granjeó la confianza de la zarina y también la de Nicolás II, fuertemente influido por la zarina.
Investido de un inmenso poder, Rasputín designó a muchos altos funcionarios del gobierno, aunque ninguno fue competente. A principios de la Primera Guerra Mundial, Rusia atravesaba un momento crítico. El zar Nicolás II asumió el mando del ejército y Rasputín se hizo con el control absoluto del gobierno. Su profunda influencia en la corte imperial escandalizaba a la opinión pública; además, su comportamiento le daba mala reputación y sus orgías eran bien conocidas por el pueblo, que lo designaba con el sobrenombre de El Monje Loco.
En 1916 Rasputín impuso a su candidato, Stürmer, como presidente del Consejo. Este hecho no fue bien visto por varias personas allegadas al zar, aunque Nicolás II no le retiró su confianza. Al fin, el terceto formado por el príncipe Yussopov, el gran duque Dimitri y el diputado de derechas Purishkiévich consumó su asesinato, decidido en una conspiración palaciega.
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/r/rasputin.htm

Su marcado atractivo físico y sus legendarios excesos y prácticas sexuales le hicieron rodearse de muchas admiradoras.
Precisamente la trampa que le tendieron para asesinarle fue invitarlo al palacio del príncipe Yusupov para tener una cita amorosa con una joven dama de la corte.
Allí congregado, Rasputín, bebió repetidas veces copas de un vino envenenado mientras esperaba a la amante que nunca llegó. Parece ser que el místico mostraba una resistencia inhumana a la ponzoña, como si fuera inmune al veneno.

Los conjurados, al ver que Rasputín no terminaba de morir comenzaron a dispararle.
¿Porqué le mataron?
La noche del 29 al 30 de Diciembre de 1916 tras una etapa en que Rasputín había ejercido demasiada influencia sobre la zarina de origen alemán. El  príncipe Yusupov, (noble ruso casado con una sobrina del zar Nicolás II y antiguo compañero de tertulias del monje)el gran duque Demetrio Rómano junto al DiputadoVladímir Purishkévich y otros conspiradores, deciden no esperar más y aquella fría noche acabar con la vida del legendario monje quien no alcanzaría a cumplir sus 48 años de edad.
El príncipe Yusúpov escribió posteriormente un escalofriante relato en donde contaba punto por punto los sucesos ocurridos en la última noche de Rasputín.
Después del tiroteo y cuando lo creían muerto, envolvieron su «cadáver» en una alfombra y después lo arrojaron a las frías aguas del río Neva con una carga tal de veneno y de balas en su maltrecho cuerpo que hubiese liquidado a un regimiento entero.
Curiosamente en la autopsia se descubrió que murió ahogado y no como consecuencia del veneno o las balas.